Pávlov primero tocaba la campana y luego alimentaba al perro,
después volvia a tocar la campana – y de nuevo alimentaba al animal.
Luego tocaba la campana – y no lo alimentaba.
Pero el perro imaginaba un pedazo de carne y no lo podia evitar.
Lo que sucede después ya sabemos todos de los libros escolares. Al oír el sonido ya conocido, el perro involuntariamente se prepara para comer, se preocupa, lame, lo más importante es que comienza la salivación.
Esto es el reflejo condicionado, el objeto principal de la fisiológica de Pávlov.
El ganador del premio nobel no era simplemente un doctor con un campanillo. Ivan Pávlov nació el 26 de septiembre de 1849 en Ryazan, la ciudad rusa. Casi todos sus antepasados hombres eran sacerdotes, y pensaban que Ivan iba por la línea familiar. Sus padres lo mandaron a recibir educación teológica, pero Pávlov dejó el seminario y empezó a estudiar la ciencia.
Él eligió el tema completamente no de moda - la fisiología de la digestión. Todo el mundo codiciosamente hablaba de la sexualidad, la estructura del cuerpo, las diferencias sexuales. Sigmund Freud confundía las señoras con sus temas sexuales, Louis Pasteur abría los universos de los microbios, y Pávlov decidió dedicarse al jugo gástrico y procesos intestinales. Durante los próximos decenios él hace informes por todo el mundo y escribe obras con inagotable energía. 64 científicos se adelantan para el premio nobel.
Pavlov recibió el premio Nobel en 1904 no por la campanilla absolutamente, pero por el experimento un poco más cruel y feroz. ¡Perdón al perro! En el perro se hicieron 2 agujeros, uno en el esófago, y el otro en el estómago. El perro traga un pedazo de carne, que ingresa a través de la abertura en el esófago, y desde un agujero en el estómago ya gotea el jugo gástrico. La comida no ha alcanzado el estómago aun y la digestión ya ha comenzado. Esto significa que la digestión no es simplemente una reacción química, sino que se encuentra bajo el control de la actividad nerviosa superior. Convincente y fácil. ¡El premio Nobel! El fisiólogo Ivan Pávlov se convirtió en la estrella mundial, el «bourgeois» de San Petersburgo.
Después de la revolución de Octubre las personas emigraron, y Pávlov se ha quedado en Rusia sin pensar. Para él incluso construyeron un instituto científico en las afueras de San Petersburgo. Ahí vivió y trabajó hasta su muerte en 1936.
Iván Pávlov estaba acostumbrado a hacer lo que quiera y decir lo que pensaba. A Nicolás II, Pávlov llamaba "la degeneración", y a los Bolcheviques – "los bufones". Se dice que Ivan Pávlov tenía miedo sólo de las cosquillas.
¡Hablamos sobre este venerado científico durante el paseo por la Isla Vasilievsky!
Aquí se encuentra el instituto de Fisiología que lleva el nombre de Pávlov.
#sanpetersburgo #paseoporsanpeters